Nacionales
Nacionales
Por primera vez en la historia de Uruapan, se tomó la difícil decisión de cancelar la ceremonia del Grito de Independencia y el desfile conmemorativo. La medida, aunque polémica, tuvo como propósito principal evitar el riesgo de una tragedia que pudiera costar vidas inocentes, como ocurrió años atrás con los ataques en Morelia, Michoacán.
La suspensión de los festejos no solo representó un acto de prevención, sino también un mensaje de protesta. Protesta por el asesinato de un elemento de la Policía Municipal a manos de la delincuencia organizada; solidaridad con su familia y con todos los cuerpos de seguridad que diariamente arriesgan su vida; e indignación hacia las autoridades federales, responsables constitucionales de atender los delitos de orden federal que lastiman a nuestra sociedad.
Mientras en la capital del país se preparaba el desfile de miles de militares y marinos, desde Uruapan se alzó la voz para señalar que esas fuerzas armadas merecen todo el respaldo necesario para enfrentar con eficacia a la delincuencia y desarticular la red de complicidades que por años ha vinculado a grupos criminales con actores políticos.
Cambiar la historia de Uruapan y de México ha requerido asumir costos y sacrificios. Recuperar la paz y la libertad no ha sido sencillo, pero como Presidente Municipal dejé claro que no entregaría ni las instituciones ni el presupuesto a la delincuencia, que no permitiría que la Policía Municipal fuera cooptada, ni pactaría con intereses criminales.
Al pueblo se le llamó a la unidad y a la conciencia histórica. A los adversarios políticos y a quienes promovieron la desinformación mediante campañas de miedo, les respondo con firmeza: no daremos ni un paso atrás.
Fui electo democráticamente por la mayoría del pueblo de Uruapan. Quienes pretendieron un gobierno a modo, sometido a la delincuencia o sin carácter para tomar decisiones, debieron buscarlo en las urnas, no en la presión ilegítima. Mientras la ciudadanía me respalde, seguiré encabezando este gobierno con valentía y determinación.
No es fácil enfrentar a tantas mafias ni a los intereses creados que dejaron a Uruapan en el abandono, pero tampoco fue imposible gracias al acompañamiento de la sociedad y a la bendición de Dios. El objetivo es claro: rescatar a Uruapan de la corrupción y la criminalidad.
Agradezco al pueblo sus muestras de apoyo. Trabajamos para devolver la seguridad y la tranquilidad, y para que muy pronto nuestras festividades puedan celebrarse nuevamente con alegría y sin miedo.
Que Dios bendiga a Uruapan. Sigamos de pie, unidos en esta lucha.
Carlos Manzo
Alcalde de Uruapan independiente
1924–1927